Vueltas inocuas
en el jardín ambiguo de su piel florida.
Ella y solo ella.
Primavera eterna en caderas de fuego picante.
Laberintos de carne
que confunden al norte
y colocan
[en trance exquisito
a mi brújula existencial.
Me abro paso
entre la fauna y la flora
de nuestra tinta suntuosa…
Corrompiendo los pormenores
que quiero recordar para la alquimia poética.
Musa lisérgica y la epifanía de noches de plata.
Suspiros en los acantilados de sus pechos.
Delirio.