Observarte.



 

Explorar las expresiones que enmarcan


tus ojos melosos de miel profunda.

 

Me haces zumbar como la abeja reina.

 

Morbo animal radical


envuelto en el entresijo
 de tu cotidianidad

vainilla
 de terciopelo.

 



Hoy las tinieblas vienen a ti,


para proponerte nuevas y variadas 
formas de divertimento.



 

Desatemos tus huracanes,


las tormentas azules 


o algún maremoto furibundo

           [kamikaze de viento divino
y despertemos al volcán de 
tus instintos lúgubres.

 



Desnudarte con la mirada 
cuando el tiempo se detiene…


porque empiezo a entender 
el lenguaje de tu piel.

 



Tu respiración marca las pausas 
en una carrera endiablada.




 

De repente tenemos mucha prisa
 por develar los misterios.



 

Siento tu corazón latir
 muy dentro de mí.



 

El olor de tus rincones,


los labios y sus sabores, 


el carácter políglota de tu lengua



o la personalidad de tu entrepierna
 en su versión más rocambolesca.

 



Te propongo un juego de seducción
 que comienza

con el escrutinio 
de nuestras virtudes,

para acceder al epicentro de tu sensualidad…

 

Tu cerebro.

 

Tengo muchas ganas de ti.

 

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