¿A qué he venido?
Presentimiento adverso…
Anhelos diluidos en el tiempo inclemente.
Mis ojos cerrados observan estelas de luz.
Regocijo infinito
por todos estos errores en cadena,
aciertos extrapolados
y la magia que me devora cuando encuentro belleza
en un uso “equivocado” de los elementos.
No busco amigos,
no busco riqueza
o
fanfarrias disonantes
en los precipicios de esos cuerpos encadenados en plástico.
YO SOLO VENGO POR LA MÚSICA.
Ráfagas sonoras que se materializan en mi caja toráxica
y dibujan figuras inexplicables
en el espacio impoluto
que resguardo entre
ceja
y
ceja.
Solo quiero escuchar sin prisa.
Permitirme el éxtasis en los silencios subversivos
que se cuelan
en medio de los ciclos.
Bendito sea
esa o ese
que dinamitó a la música popular con la métrica salvaje
(pero matemáticamente imperfecta)
de quien se expresa con
una licuadora,
una lavadora preñada a punto de dar a luz a su primer ladrillo macho,
una sirena que gime al trasladar a un alma en pena
o
simplemente
TÚ
y tus sueños sonoros húmedos
ejecutados desde un reloj de pilas redondas
que acoge a un tamagotchi hambriento.
YO SOLO HE VENIDO A ESCUCHAR Y DEJARME LLEVAR.
Justo ayer sufrí una extraña vivencia.
Vine a por ella,
sediento del ritual del baile.
El ritmo me llevó en volandas a un búnker disonante
(piel de diamante)
lleno de espejos
cóncavos y,
de vez en cuando,
convexos.
Imágenes de ella que se repiten
como loops secuenciados
en el sampler frenético de mi ego drogado
luchando contra la cotidianidad
del maldito
día a día,
que se empeña en alejarme de la noche.
Notas negras a dolor
que sucumben
rotas
en una apoteosis
caótica,
sublime,
pero casi orgásmica y natural.
La NO melodía
evocaba
(cada vez más)
a esa silueta majestuosa
que bailaba tímida entre los brillos y las sombras.
Mi mente se llenó de
de toda esa feminidad efervescente,
encapsulando a mi libre albedrío.
Mono deseo:
Solo quiero saborear su
VAGINA LIDER
y que mi veneno se propague
en las tonalidades clitorianas de sus impulsos púrpura.
Súbdito de sus improperios.
Hooligan de sus sudores
NO SIEMPRE FRÍOS.
Tirano de su piel
y seguidor acérrimo de todos los ruidos que
retumban
en los rincones sonoros de mis fantasías:
Peculiares sucesos delirantes
que supuran belleza cuando vengo
solo
por la música.