GOD: GENERAR, ORGANIZAR, DESTRUIR.
Microcosmos en sí mismos.
Universos plenos de momentos.
Microclima.
Fauna y flora nativa.
Multi diversidad
de género
credo,
raza u origen.
Da igual de dónde venimos.
Solo nos movemos al compás
del mismo ritmo.
Secuencias sonoras hipnóticas.
Mantras digitales.
Decibelios infernales que
posponen las preocupaciones
y llenan el espíritu de un libertinaje caótico
(pasajero y a veces furtivo).
Hoy vuelvo a ser el dueño de la luz.
Solo tengo que crear la atmósfera idónea para la ceremonia.
El sagrado ritual del baile.
Cuerpos engalanados.
Piel a flor de piel.
La sensibilidad de la pista en manos del poder del sonido.
La música es esa
Diosa de viento huracanado
que me posee mientas la respiro entera.
Me navega
usurpando mi voluntad
y me transporta hacia lo desconocido.
Viaje sin desplazamiento
a la oscuridad de nosotros mismo.
Entonces soy tu guía.
Gobos y texturas de luz acompasada.
En el devenir de esta vía láctea,
soy la recreación compulsiva del Big Bang.
GOD
Generar, organizar, destruir.
En esa zona concreta de despilfarro consciente,
soy quien estimula con fulgor
el coqueteo de la música con tu hedonismo.
NO.
No es una orgía.
Es un contacto monógamo en donde
la deidad de las frecuencias
penetra
(de forma individual y en simultánea)
a todas y todos los presentes.
Es parte de la mística de hacer solo lo que alimenta a mi espíritu.
Cada quien lo vive a su manera.
Yo lo relaté el sábado pasado con flashes de luz blanca y stobos frenético.
Violencia lumínica que rompe continuamente la imperturbable paz del rojo o el azul,
cuando se deleitan jugando con el humo químico.
Vibraciones orgásmicas en todo momento.
El tiempo se detiene
y yo,
quiero que el suceso muera cuando las filigranas del mago
ya no sobresaltan a la audiencia.
Se diluye mi poder.
Hora de morir.
Es entonces cuando aparcamos a la nave.
Nuestra condición de psicónautas se degrada
a una mundana existencia asquerosamente normal.
Quedo a la espera de un nuevo contacto con el
más allá…. Desde el más profundo y honesto más acá, en mi mismo.
Cada vez que la electrónica
quiera jugar…
Estaré dispuesto a renacer
y vestir de brillo nuestra existencia drogada perdida.
Hasta el próximo finde.
Nos vemos en la pista.